28 Abr Historia de la Repolución
Publicado en Net For Cuba en noviembre de 1998
La libertad de expresión no se teme en los gobiernos transparentes.
Por: Paloma A. González Loché Escritora
Era aquél un momento crucial en la Historia: un cuatro de enero de 1959 en Camagüey. Fidel Castro hizo entonces una declaración de principios respecto a lo que en el futuro habría de ser la conducta de la Revolución de la que he extraído este singular fragmento, dadas las circunstancias.
(..)Cuando un gobernante actúa honradamente, cuando un gobernante está inspirado en buenas intenciones, no tiene por qué temer a ninguna libertad. Si un gobierno no roba, si un gobierno no asesina, si un gobierno no traiciona a su pueblo, no tiene por qué temer a la libertad de prensa, por ejemplo, porque nadie podrá llamarlo ladrón, porque nadie podrá llamarlo asesino, porque nadie podrá llamarlo traidor(..)
La falta de libertad de opinión, amordazar las opiniones es algo que no se puede permitir en el entorno de las sociedades modernas si es que algún día aspiran a serlo de hecho y no sólo de derecho. No hablamos sólo de un Derecho Humano inmarcesible, hablamos de otra realidad: en aquellos momentos iniciales de la Revolución se abrían campos de renovación en Cuba, se abría paso a la esperanza. En palabras del propio Fidel Castro, cuando no existe tal libertad de expresión nos encontramos con un gobierno ladrón, asesino y traidor. Es él quien califica las situaciones.
Cuando los sectores altos de un gobierno cualquiera vive en condiciones radicalmente opuestas y mejores al pueblo que gobiernan, según sus palabras: roban. Cuando existen campos de trabajo por expresar la opinión y conllevan la muerte cierta por abandono y penurias cuando no la muerte por fusilamiento de los prisioneros: asesinan. Cuando no se cumple lo que se ha dicho se iba a hacer: traicionan. Todo esto lo expresó sin lugar a dudas el propio Fidel Castro, convirtiendo de esta forma a la Revolución en una Repolución si se han dado estas circunstancias en Cuba, y no es que exista una fe de erratas.
Mucho, mucho más grave incluso, es la acción de los medios de comunicación en el exterior. Si los periódicos de importancia capital dentro de los países democráticos se autoamordazan para desentenderse de este tema y otros, cuando despiden a aquellos periodistas comprometidos por intereses comerciales se está contribuyendo al apoyo de la traición, robo y asesinato en cualquier país del mundo, están incumpliendo su responsabilidad en la Historia.
Quiero llamar la atención a cualquier periódico, informativo televisivo o radio para que mantengan una función divulgadora, por reiterada que sea, mientras se estén produciendo los hechos que se denuncien.
El problema de la mayoría de los medios de comunicación está en su prisa para pasar página buscando la noticia inmediata, dejando a un lado las grandes catástrofes o los problemas que ocuparon en algún momento la mayor parte de su trabajo; no debe hacerse así mientras subsista el objeto de la información vertida en su día, bien sea una catástrofe, un conflicto, una crisis humanitaria, o cualesquiera otras.
Ya nadie habla de los conflictos olvidados y las masacres que todavía siguen teniendo un lugar en el mundo. Ya nadie se interesa de lo que sigue sucediendo en muchos países porque consideran que “como ya es algo sabido no hay que insistir en ello” y buscan vertiginosamente la actualidad sin hacer una reserva importante en el respectivo medio para aquellos problemas persistentes y que no caigan en el olvido.
Los medios de comunicación, como cuarto poder, han de tener presente su lugar en la Historia y ser conscientes de su compromiso para que puedan operarse cambios dentro de ella.
Hagan uso de este poder pues con él tienen la mejor oportunidad para denunciar, concienciar, sensibilizar a las poblaciones y cambiar el rumbo de los acontecimientos. Si se desentienden de éstos, habrán adquirido una parte de la responsabilidad en lo que suceda al permitir que se prolongue en el tiempo el sufrimiento humano.
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